martes, 6 de octubre de 2009

NECKER. Daniel Garcia

Jacques Necker nació en Ginebra (Suiza) fue un financiero y político del siglo XVIII. Necker fue en tres ocasiones encargado de las finanzas de la monarquía francesa por el rey Luis XVI: en 1776, 1788 y 1789. El 19 de abril de 1775 se va a producir en la opinión pública un movimiento favorable a Necker cuando publica su Ensayo acerca de la legislación y el comercio de grano, en el que denuncia la libertad en el comercio de grano que propugnan los fisiócratas. Lo que le viene a opinar que el Estado debe tener un papel activo en el terreno económico y social

El nombramiento de Necker en el ministerio se había visto precipitado por la necesidad de financiar la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, cuyos preparativos habían comenzado en junio de 1776. Esta guerra costosa, a la vez marítima y terrestre, en Norte América, se calcula que Francia gasto un total de un millardo de libras.

En el terreno financiero, Necker opina que el Estado puede endeudarse tanto como quiera siempre que el presupuesto ordinario esté equilibrado. Como no se pueden aumentar los impuestos, hay que mejorar el rendimiento, especialmente con la reforma de la administración financiera, y reducir los gastos.

Para llegar a ello, las medidas adoptadas fueron las más clásicas: Reducción del gasto de la Casa Real, revisión de las pensiones para acabar con los acaparadores y los abusos, comprobaciones de las declaraciones de ingresos y revisión de los abonos de los países de estados.

Estas medidas suscitan, en primera instancia, sorpresa y admiración, pero Necker también se fragua enemistades: se enfrenta al mundo de las finanzas, sus asambleas provinciales le quitan el control de los parlamentos, la reducción de gastos de la Corte, lo que le crea adversarios numerosos y poderosos.

En la primavera de 1781, se trama una conspiración para conseguir apartar a Necker del poder animado por los hermanos del Rey, por los príncipes de sangre y por grandes señores, agita la opinión contra el ministro, la más violenta de las cuales es la Carta del marqués de Caracciola a M. d'Alembert de Calonne que aspira a ocupar el puesto de Necker.

Los parlamentarios se enfurecen y protestan. Convocado en el Palacio de Marly, obligado por Luis XVI. Pero, para Necker, solo es una pequeña tregua. Luis XVI está preocupado por el cambio en la opinión pública y Maurepas propone ahora el despido del ginebrino.

Necker, tratando de forzar la situación, solicita al rey el registro forzoso del edicto, su entrada en el Consejo y la dirección de los mercados de Guerra y Marina. Tres días después, Luis XVI rechaza categóricamente las tres solicitudes. Necker, deshecho, dimite inmediatamente. La noticia causa consternación en París al ministro caído.

En 1785 publicó un nuevo libro llamado Acerca de la administración de las finanzas. Calonne acusa a Necker de haber engañado a la opinión pública publicando datos falsos en su Rendición de cuentas al rey. Tras esto la monarquía se encuentra en situación de bancarrota. La necesidad de encontrar fondos obliga entonces a Luis XVI a volver a llamar a Necker, a quien nombra director general de finanzas.

Esta nueva posición le permiten desempeñar un papel político de primer orden haciendo que se vuelva a convocar el Parlamento de París, convoca los Estados Generales. Reúne una nueva Asamblea de notables, para instituir las modalidades de elección de los diputados, en especial por estamento, y la duplicación de la representatividad del tercer estado. Como era de prever, la Asamblea de notables se pronunció desfavorablemente, pero Necker decidió apoyar la duplicación del tercio lo que aumentó su popularidad. Frente a una importante escasez de trigo, Necker propone medidas del comercio de grano, ordena comprar grano en el extranjero.
En la apertura de los Estados generales Necker se niega a asistir a la sesión en la que Luis XVI marca los límites de las concesiones que está dispuesto a conceder a los diputados del tercer estado. Preparando medidas de firmeza ante la Asamblea nacional.

En 11 de julio de 1789 el rey despide a Necker por su "extremada condescendencia" con los Estados generales. El ministro deja Francia inmediatamente y se traslada a Bruselas. En julio Luis XVI se ve obligado a volver a llamar a Necker, que dimitara más tarde y para siempre.
Necker se retira en Suiza donde muere el 9 de abril de 1804.

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