viernes, 6 de noviembre de 2009

CAVOUR/Profesor

Hijo del marqués Benso de Cavour y de Adèle de Sellon, dama de origen suizo. Piamontés aristocrático de ideas liberales, durante su juventud estudió en la Academia Militar, llegando a ser oficial de Ingenieros. Poco apegado a la vida militar, dejó el ejército y se dedicó a viajar al extranjero estudiando el desarrollo económico de los países más industrializados como Francia e Inglaterra, documentándose en todas las innovaciones relacionadas con cualquier campo. A los 22 años fue nombrado alcalde de Grinzane, localidad en la que su familia tenía tierras. La localidad cambió de nombre y pasó a llamarse Grinzane Cavour como agradecimiento a Camillo Benso, que fue su alcalde durante 17 años.

En política exterior fue un político hábil, aunque a veces estuvo acompañado por la fortuna. Su objetivo era crear un estado fuerte en el norte de Italia bajo la corona de la Casa de Saboya, Pero descubrió que para alcanzar ese objetivo, el Piamonte debía obtener apoyos de las potencias europeas. En 1854 estalla la guerra de Crimea: Francia e Inglaterra, aliadas con Turquía, luchaban contra Rusia, que hacía esfuerzos por extender su hegemonía en la península balcánica. Cavour ofreció la ayuda del Piamonte a las grandes potencias, enviando a Crimea un cuerpo de ejército.

No resultó sencillo obtener la autorización para la expedición por parte del Parlamento de Turín: no se entendía la razón por la que piamonteses debían morir defendiendo intereses turcos en una zona en la que el Piamonte no tenía ningún interés que defender. Pero al participar en la guerra en el lado de los vencedores, el Piamonte fue admitido a la mesa de negociaciones como aliado de dos grandes potencias: Francia e Inglaterra.

En 1856 se firmó la paz en el Congreso de París, con la presencia del representante de Austria. Cavour no obtuvo compensación alguna por su participación en la guerra, pero consiguió que una de las sesiones se dedicara expresamente a discutir el problema italiano: pudo así defender públicamente la idea de que la represión de los gobiernos reaccionarios y la política del Imperio Austrohúngaro eran los auténticos responsables de las inquietudes revolucionarias, que se estaban formando en toda la península y que estas revueltas podrían constituir una amenaza para todos los gobiernos de Europa.

Así, Cavour llamó la atención de todas las potencias europeas sobre la cuestión italiana; para tener éxito tendría que haber conseguido interesar al menos de modo especial a alguna de ellas. En 1858 se entrevistó con Napoleón III (favorable a intervenir a favor de los italianos a pesar de haber escapado milagrosamente con vida al atentado del patriota emiliano Felice Orsini) en Plombières para ratificar un tratado defensivo-ofensivo frente a los Habsburgo. En 1859 estalla la guerra que enfrenta por un lado a Francia y al Piamonte y por otro a Austria. La guerra permitió la anexión de Lombardía, pero los franceses interrumpieron la guerra antes de lo previsto, firmando un armisticio con Austria en el Tratado de Villafranca. Cavour, como protesta, dimitió. A pesar de la oposición de Víctor Manuel II, en 1860 Cavour volvió a ocupar el cargo de Presidente del Consejo.

Con unos estratégicos movimientos políticos y con la ayuda del gobierno británico, consiguió obtener el reconocimiento de los plebiscitos que se celebraron en Toscana, en los ducados de Módena y Parma y en los Estados Pontificios para la anexión del Reino de Cerdeña. Para continuar obteniendo el apoyo francés en su proyecto, que ya era el de unificar la península italiana, cedió a Francia la ciudad de Niza y Saboya. De modo no explícito ayudó a Garibaldi a organizar la expedición de los Mil, y luego con la excusa de detener a ese peligroso revolucionario obtuvo el permiso de Francia para ocupar los Estados Pontificios, salvo la ciudad de Roma.

Cuando se unieron los ejércitos, Garibaldi donó a Víctor Manuel II el sur de Italia, con lo que se llegó a una reunificación parcial de la península. El 17 de marzo de 1861 Víctor Manuel II fue proclamado Rey de Italia. Cavour se dedicó a una operación diplomática a gran escala para conseguir un acuerdo con el Papa, pero antes de llegar a la conclusión murió, probablemente de malaria, en el palacio de su familia en Turín el 6 de junio de 1861.

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