viernes, 6 de noviembre de 2009

BISMARCK/Profesor


Otto Eduard Leopold von Bismarck-Schönhausen (Schönhausen, 1 de abril de 1815– Friedrichsruh, 30 de julio de 1898), conocido como Otto von Bismarck, fue un estadista, burócrata, político (Ministro y Presidente en el Consejo de Ministros) y prosista alemán, considerado el fundador del Estado alemán moderno. Durante sus últimos años de vida se le apodó el "Canciller de Hierro" por su mano dura al tratar temas emcaminados con su país y determinación, que incluía la creación de un sistema de alianzas internacionales que aseguraran la supremacía de Alemania, conocido como el Reich.

Cursó estudios de leyes y, a partir de 1835, trabajó en los tribunales de Berlín y Aquisgrán, actividad que abandonó tres años más tarde para dedicarse al cuidado de sus posesiones territoriales. En 1847 entró a formar parte del Landtag prusiano, donde muy pronto se convirtió en líder del ala conservadora. Se enfrentó duramente a la revolución de 1848, y por esa época comenzó a perfilar lo que sería su principal objetivo político: la unificación de Alemania y la creación del Reich desde presupuestos autoritarios y antiparlamentarios.

En 1862, tras ser nombrado primer ministro de Prusia, emprendió una importante reforma militar que le permitió disponer de un poderoso ejército para llevar a cabo sus planes de unificación. De esta forma, en 1864 consiguió arrebatar a Dinamarca los ducados de Laurenburg, Schleswig y Holstein y, dos años más tarde, después de la lucha contra Austria, consiguió la anexión de Hesse, Frankfurt, Hannover y Nassau, lo que dio lugar a la creación de la Confederación de Alemania del Norte, con Bismarck como canciller. Por último, la guerra contra Francia supuso la adhesión de Baviera y otros estados, y en 1871 se proclamó el II Reich.[6] Bismarck se convirtió en primer ministro de Prusia y canciller. Durante los diecinueve años que se mantuvo en el poder llevó a cabo una política conservadora, enfrentándose inicialmente a los católicos y combatiendo a la socialdemocracia. Fue también el organizador de la Triple Alianza, con Italia y Austria-Hungría, creada en 1882 para aislar a Francia.

La política interior de Bismarck se apoyó en un régimen de poder autoritario, a pesar de la apariencia constitucional y del sufragio universal destinado a neutralizar a las clases medias (Constitución federal de 1871). Inicialmente gobernó en coalición con los liberales, centrándose en contrarrestar la influencia de la Iglesia católica (Kulturkampf) y en favorecer los intereses de los grandes terratenientes mediante una política económica librecambista; en 1879 rompió con los liberales y se alió al partido católico (Zentrum), adoptando posturas proteccionistas que favorecieran el crecimiento industrial. En esa segunda época centró sus esfuerzos en frenar el movimiento obrero alemán, al que ilegalizó aprobando las Leyes Antisocialistas, al tiempo que intentaba atraerse a los trabajadores con la legislación social más avanzada del momento.

En política exterior, se mostró prudente para consolidar la unidad alemana recién conquistada: por un lado, forjó un entramado de alianzas diplomáticas (con Austria, Rusia e Italia) destinado a aislar a Francia en previsión de su posible revancha;[8] por otro, mantuvo a Alemania apartada de la vorágine imperialista que por entonces arrastraba al resto de las potencias europeas. Fue precisamente esta precaución frente a la carrera colonial la que le enfrentó con el nuevo emperador, Guillermo II (1888), partidario de prolongar la ascensión de Alemania con la adquisición de un imperio ultramarino, asunto que provocó la caída de Bismarck en 1890. Al faltarle el apoyo del emperador Guillermo II, quien había subido al trono en 1888, Bismarck presentó su dimisión en 1890 y se retiró a vivir al campo. Falleció en Friedrichsruh el 30 de julio de 1898 a los ochenta y tres años de edad.

ZOLLVEREIN/Profesor




La Unión Aduanera de Alemania (en alemán, Zollverein) fue una organizacion de aduanas por medio de la cual se propusieron los aranceles entre los miembros de la Confederación Germánica, a excepción de Austria.

La caída de Napoleón en 1815 inició otra etapa. El Congreso de Viena estableció en los territorios alemanes la Confederación Germánica, que fue una unión muy débil, conservando cada Estado su soberanía en las decisiones ejecutivas y judiciales. Mientras los Estados alemanes cerraban recíprocamente sus fronteras, permanecían abiertos a las mercaderías extranjeras.

En 1828 se organizó una reforma aduanera general, teniendo por eje a Prusia. Simultáneamente se habían constituido dos uniones aduaneras, una entre Prusia y Hesse-Darmstadt y otra entre Baviera y Wurtemberg, en cada una de las cuales había libre circulación de mercancías, existiendo un arancel común.

Se realizó un acercamiento entre ambas uniones, que llevó a la formación del Zollverein, que entró en vigor el 1 de enero de 1834. Austria intentó bloquearla y algunos Estados alemanes crearon uniones rivales contra la influencia de Prusia, pero casi todos acabaron por integrarse en el transcurso de esa década, excepto Hanover, Oldemburgo, Mecklemburgo y las tres ciudades que formaban la Liga Hanseática, todos ellos bajo la esfera de Austria.

Se transformó casi en una unión nacional, ya que dio cierta cohesión política. Sirvió de base para el proceso de la unificación alemana, que tras la Guerra Franco-Prusiana daría lugar al nacimiento del Imperio alemán, cuyos límites territoriales fueron esencialmente los mismos de la Zollverein.

La Constitución imperial de 1871, puede decirse que reemplazó a la Zollverein al conceder a la nación el derecho exclusivo de legislar sobre las tarifas aduaneras comunes y los impuestos.

CAVOUR/Profesor

Hijo del marqués Benso de Cavour y de Adèle de Sellon, dama de origen suizo. Piamontés aristocrático de ideas liberales, durante su juventud estudió en la Academia Militar, llegando a ser oficial de Ingenieros. Poco apegado a la vida militar, dejó el ejército y se dedicó a viajar al extranjero estudiando el desarrollo económico de los países más industrializados como Francia e Inglaterra, documentándose en todas las innovaciones relacionadas con cualquier campo. A los 22 años fue nombrado alcalde de Grinzane, localidad en la que su familia tenía tierras. La localidad cambió de nombre y pasó a llamarse Grinzane Cavour como agradecimiento a Camillo Benso, que fue su alcalde durante 17 años.

En política exterior fue un político hábil, aunque a veces estuvo acompañado por la fortuna. Su objetivo era crear un estado fuerte en el norte de Italia bajo la corona de la Casa de Saboya, Pero descubrió que para alcanzar ese objetivo, el Piamonte debía obtener apoyos de las potencias europeas. En 1854 estalla la guerra de Crimea: Francia e Inglaterra, aliadas con Turquía, luchaban contra Rusia, que hacía esfuerzos por extender su hegemonía en la península balcánica. Cavour ofreció la ayuda del Piamonte a las grandes potencias, enviando a Crimea un cuerpo de ejército.

No resultó sencillo obtener la autorización para la expedición por parte del Parlamento de Turín: no se entendía la razón por la que piamonteses debían morir defendiendo intereses turcos en una zona en la que el Piamonte no tenía ningún interés que defender. Pero al participar en la guerra en el lado de los vencedores, el Piamonte fue admitido a la mesa de negociaciones como aliado de dos grandes potencias: Francia e Inglaterra.

En 1856 se firmó la paz en el Congreso de París, con la presencia del representante de Austria. Cavour no obtuvo compensación alguna por su participación en la guerra, pero consiguió que una de las sesiones se dedicara expresamente a discutir el problema italiano: pudo así defender públicamente la idea de que la represión de los gobiernos reaccionarios y la política del Imperio Austrohúngaro eran los auténticos responsables de las inquietudes revolucionarias, que se estaban formando en toda la península y que estas revueltas podrían constituir una amenaza para todos los gobiernos de Europa.

Así, Cavour llamó la atención de todas las potencias europeas sobre la cuestión italiana; para tener éxito tendría que haber conseguido interesar al menos de modo especial a alguna de ellas. En 1858 se entrevistó con Napoleón III (favorable a intervenir a favor de los italianos a pesar de haber escapado milagrosamente con vida al atentado del patriota emiliano Felice Orsini) en Plombières para ratificar un tratado defensivo-ofensivo frente a los Habsburgo. En 1859 estalla la guerra que enfrenta por un lado a Francia y al Piamonte y por otro a Austria. La guerra permitió la anexión de Lombardía, pero los franceses interrumpieron la guerra antes de lo previsto, firmando un armisticio con Austria en el Tratado de Villafranca. Cavour, como protesta, dimitió. A pesar de la oposición de Víctor Manuel II, en 1860 Cavour volvió a ocupar el cargo de Presidente del Consejo.

Con unos estratégicos movimientos políticos y con la ayuda del gobierno británico, consiguió obtener el reconocimiento de los plebiscitos que se celebraron en Toscana, en los ducados de Módena y Parma y en los Estados Pontificios para la anexión del Reino de Cerdeña. Para continuar obteniendo el apoyo francés en su proyecto, que ya era el de unificar la península italiana, cedió a Francia la ciudad de Niza y Saboya. De modo no explícito ayudó a Garibaldi a organizar la expedición de los Mil, y luego con la excusa de detener a ese peligroso revolucionario obtuvo el permiso de Francia para ocupar los Estados Pontificios, salvo la ciudad de Roma.

Cuando se unieron los ejércitos, Garibaldi donó a Víctor Manuel II el sur de Italia, con lo que se llegó a una reunificación parcial de la península. El 17 de marzo de 1861 Víctor Manuel II fue proclamado Rey de Italia. Cavour se dedicó a una operación diplomática a gran escala para conseguir un acuerdo con el Papa, pero antes de llegar a la conclusión murió, probablemente de malaria, en el palacio de su familia en Turín el 6 de junio de 1861.

GARIBALDI/Profesor

Giuseppe Garibaldi (Niza, 4 de julio de 1807 – Caprera, 2 de junio de 1882) fue un militar y político italiano.

Giuseppe Garibaldi nació en Niza, ciudad situada en la costa del Mediterráneo, actualmente en territorio francés cerca de la frontera italiana. Sin embargo, puede considerarse que era italiano, dado que en esa fecha la ciudad de Niza pertenecía al Reino de Piamonte —posteriormente incorporado al Estado italiano con la unificación — habiendo sido Niza cedida a Francia en 1860, a consecuencia de la guerra con Austria. Se hizo notorio históricamente, a causa de su participación en las actividades guerreras vinculadas al proceso que finalmente produjo la unificación política de Italia, durante el segundo y tercer cuarto del Siglo XIX.

Garibaldi prosiguió incansablemente sus actividades militares en busca de la unidad de Italia, emprendiendo acciones sin éxito en 1862 al grito de: ¡Roma o muerte! La protesta de Napoleón, cuyas tropas custodiaban Roma, llevó al ejército de ocupación piamontés en Nápoles a repeler a Garibaldi, haciéndole prisionero en Aspromonte (sur de Nápoles). En 1864 viajó hacia Inglaterra donde fue recibido con entusiasmo por la población y se reunió con el primer ministro Henry Palmerston. Tuvo durante esta época la ambición de liberar otras naciones ocupadas Croacia, Grecia, Hungría, pero nada de esto se hizo realidad. En 1866 estalla la tercera guerra de la independencia italiana, en donde Garibaldi y 40.000 hombres de los Cazadores de los Alpes, con apoyo prusiano, lucharon contra los austríacos en la Batalla de Bezzecca, consiguiendo la única victoria y toman la ciudad de Trento En 1867 realiza una nueva marcha hacia Roma aprovechando la retirada de tropas francesas, que se ven obligadas a desembarcar otra vez y a derrotar al italiano en Mentana.

Igualmente, luchó en la Guerra Franco-prusiana en 1871, interviniendo en la batalla de la ciudad de Dijon y posteriormente fue elegido diputado de la Asamblea Nacional Francesa, contribuyendo en el progreso de la nueva Francia republicana.

Finalmente, lograda la unidad italiana en 1870, Garibaldi fue electo diputado al Parlamento, cargo al que posteriormente renunció al no concretarse en los hechos las ideas Republicanas por las que él lucho incansablemente. En sus últimos años se retiró a la isla de Caprera donde falleció el 2 de junio de 1882.

Por sus luchas en Italia y Sudamérica desde siempre se le ha llamado el héroe de dos mundos, de Europa y de América. Aunque también se dice de su lado negro: se sostiene que en América fue esclavista, pirata y ladrón de caballos y en el sur de Italia destruyó el reino más próspero de la península, las Dos Sicilias; dejando al Mezzogiorno en la pobreza. Es por eso que sus opositores lo llaman mercenario de dos mundos.

JOSÉ DE SAN MARTÍN/Profesor


José Francisco de San Martín (Yapeyú, Argentina, 25 de febrero de 1778 - Boulogne-sur-Mer, Francia, 17 de agosto de 1850) fue un militar argentino cuyas campañas fueron decisivas para las independencias de la Argentina, Chile y el Perú.

A los siete años viajó a España y con el tiempo se unió a los ejércitos españoles que combatían la dominación napoleónica de la Península, destacándose en las batallas de Bailén y Albuera. En 1812, tras una escala en Londres, partió a Buenos Aires, en donde se le encomendó la creación del Regimiento de Granaderos a Caballo (que hoy lleva su nombre), que resistió un ataque realista durante el Combate de San Lorenzo. Luego reforzó el Ejército del Norte.

Desde la ciudad de Mendoza inició su plan para la liberación definitiva de Sudamérica: tras crear al Ejército de los Andes cruzó con el mismo la cordillera de los Andes y liberó Chile, en las batallas de Maipú y Chacabuco. Tomando bajo su control los barcos chilenos, atacó el centro del poder español en sudamérica, la ciudad de Lima, que declaró su independencia en 1821. Se encontró en Guayaquil con Simón Bolívar, y tras dicha entrevista le cedió su ejército y la meta de finalizar la liberación del Perú. San Martín partió a Europa, y murió el 17 de agosto de 1850.

Junto con Bolívar es considerado el libertador más importante de Sudamérica de la colonización española. En la Argentina se le reconoce como el Padre de la Patria y se le considera un héroe y prócer nacional. En el Perú, se le reconoce como libertador de aquel país, con los títulos de «Fundador de la Libertad del Perú», «Fundador de la República» y «Generalísimo de las Armas». En Chile su ejército le reconoce el grado de Capitán General.

SIMÓN BOLIVAR/Profesor


Protagonista de la independencia hispanoamericana (Caracas, Venezuela, 1783 - Santa Marta, Colombia, 1830). Nacido en una familia de origen vasco de la hidalguía criolla venezolana, Simón Bolívar se formó leyendo a los pensadores de la Ilustración (Locke, Rousseau, Voltaire, Montesquieu…) y viajando por Europa. En París tomó contacto con las ideas de la Revolución y conoció personalmente a Napoleón y Humboldt. Afiliado a la masonería e imbuido de las ideas liberales, ya en 1805 se juró en Roma que no descansaría hasta liberar a su país de la dominación española. Y, aunque carecía de formación militar, Simón Bolívar llegó a convertirse en el principal dirigente de la guerra por la independencia de las colonias hispanoamericanas; además, suministró al movimiento una base ideológica mediante sus propios escritos y discursos.


En 1810 se unió a la revolución independentista que estalló en Venezuela dirigida por Miranda (aprovechando que la metrópoli se hallaba ocupada por el ejército francés). El fracaso de aquella intentona obligó a Bolívar a huir del país en 1812; tomó entonces las riendas del movimiento, lanzando desde Cartagena de Indias un manifiesto que incitaba de nuevo a la rebelión, corrigiendo los errores cometidos en el pasado (1812).


En 1813 lanzó una segunda revolución, que entró triunfante en Caracas (de ese momento data la concesión por el Ayuntamiento del título de Libertador). Aún hubo una nueva reacción realista, bajo la dirección de Morillo y Bobes, que reconquistaron el país para la Corona española, expulsando a Bolívar a Jamaica (1814-15); pero éste realizó una tercera revolución entre 1816 y 1819, que le daría el control del país.


Bolívar soñaba con formar una gran confederación que uniera a todas las antiguas colonias españolas de América, inspirada en el modelo de Estados Unidos. Por ello, no satisfecho con la liberación de Venezuela, cruzó los Andes y venció a las tropas realistas españolas en la batalla de Boyacá (1819), que dio la independencia al Virreinato de Nueva Granada (la actual Colombia). Reunió entonces un Congreso en Angostura (1819), que elaboró una Constitución para la nueva República de Colombia, que englobaba lo que hoy son Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá; el mismo Simón Bolívar fue elegido presidente de esta «Gran Colombia». Luego liberó la Audiencia Quito (actual Ecuador) en unión de Sucre, tras imponerse en la batalla de Pichincha (1822).


En aquel mismo año Simón Bolívar se reunió en Guayaquil con el otro gran caudillo del movimiento independentista, San Martín, que había liberado Argentina y Chile, para ver la forma de cooperar en la liberación del Perú; ambos dirigentes chocaron en sus ambiciones y en sus apreciaciones políticas (pues San Martín se inclinaba por crear regímenes monárquicos encabezados por príncipes europeos), desistiendo San Martín de entablar una lucha por el poder y dejando el campo libre a Bolívar (poco después se marcharía a Europa).


Bolívar pudo entonces ponerse al frente de la insurrección del Perú, último bastión del continente en el que resistían los españoles, aprovechando las disensiones internas de los rebeldes del país (1823). En 1824 obtuvo la más decisiva de sus victorias en la batalla de Ayacucho, que determinó el fin de la presencia española en Perú y en toda Sudamérica. Los últimos focos realistas del Alto Perú fueron liquidados en 1825, creándose allí la República de Bolívar (actual Bolivia). Bolívar, presidente ya de Colombia (1819-30), lo fue también de Perú (1824-26) y de Bolivia (1825-26), implantando en estas dos últimas Repúblicas un modelo constitucional llamado «monocrático», con un presidente vitalicio y hereditario.


Sin embargo, los éxitos militares de Bolívar no fueron acompañados por logros políticos comparables. Su tendencia a ejercer el poder de forma dictatorial despertó muchas reticencias; y el proyecto de una gran Hispanoamérica unida chocó con los sentimientos particularistas de los antiguos virreinatos, audiencias y capitanías generales del imperio español, cuyas oligarquías locales acabaron buscando la independencia política por separado.